Un obispo italiano ‘recomienda’ a España a un cura acusado de abusos
El prelado definió al español como “buena persona” al trasladarlo a Madrid
MIGUEL MORA – Roma – 30/03/2010
El cura español José Poveda Sánchez, que fue acusado en 2005 por al menos cuatro niños de 11 años de haber abusado sexualmente de ellos en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima de Aranova (Roma), fue protegido y trasladado a España por el obispo Gino Reali, responsable de la diócesis de Porto Santa Ruffina. Al firmar el traslado en octubre de 2005, Reali entregó al sacerdote una carta de recomendación para el obispo de Getafe (Madrid) en la que definía al supuesto abusador en serie como “una buena persona”, que deseaba volver a España “para cuidar de su madre enferma”.
La diócesis de Getafe destinó a Poveda en 2005 sin cargo pastoral a Belmonte de Cuenca, su pueblo natal, y en 2007 le nombró párroco en Valdelaguna y un año más tarde en Belmonte de Tajo, dos localidades de la sierra norte madrileña. Según Francisco Armentero, portavoz del obispo de Getafe Joaquín María López de Andújar, no tuvieron noticias del pasado turbio de Poveda hasta octubre de 2008, ya que hasta ese momento el obispo Reali solo les pidió que recibieran al cura “por razones familiares”.
“Hace un año, en cuanto recibimos por boca de Poveda noticias de que se había abierto una investigación judicial contra él en Italia, el obispo decidió nombrarle capellán de una residencia de la tercera edad en Aranjuez”, explica el portavoz de la diócesis de Getafe. Poveda no ha recaído en los abusos durante estos años, añade: “Gracias a Dios no ha ocurrido nada”.
El sacerdote, que hoy tiene 50 años, fue párroco de la iglesia de Nuestra Señora de Fátima en Aranova, durante tres años. Antes lo había sido en Cerveteri y Maccarese. En 2005, algunas familias de Aranova contaron al alcalde que había abusado de sus hijos. El alcalde se lo dijo al obispo, y este lo trasladó a Getafe. Las declaraciones de las víctimas de Poveda Sánchez a la policía son escalofriantes. Una de ellas cuenta: “Mientras veía la película, don José empezó a tocarme las partes íntimas, me hizo bajarme los pantalones del chándal, me agarró el pene y empezó a masturbarme”.
Fuentes policiales italianas explican que Poveda “pactó con el obispo Reali su regreso a España para escapar de las acusaciones”. Cuando actuó la justicia civil, tres años más tarde, Reali confirmó a la fiscalía que conocía desde años atrás el “comportamiento anómalo” tanto de Poveda como de Ruggero Conti, otro cura de su diócesis detenido por abusar durante 30 años de al menos 11 menores.
Durante el interrogatorio del fiscal a Reali, celebrado el 1 de diciembre de 2008 y publicado ahora de forma íntegra en el libro El pecado escondido (Nutrimenti), Scavo pregunta al obispo por qué no les denunció ni actuó contra ellos. Y Reali responde: “Yo soy un obispo, no un juez”. Y también: “No podía correr detrás de todos los rumores”.
La causa penal contra Poveda, abierta en 2009, surge en paralelo al proceso contra Conti, que hoy se encuentra en la undécima sesión del juicio oral. El fiscal Scavo acusó al cura español de “violencia sexual continuada y agravada contra menores y posesión de material pornográfico”, y trasladó el sumario a Civitavecchia, que tiene la jurisdicción sobre Aranova. Ni en Italia ni en España la Iglesia ha abierto hasta ahora una causa canónica contra el sacerdote.
Los alcaldes de los pueblos madrileños donde trabajó Poveda entre 2007 y 2008 afirman también que nunca observaron nada raro en el cura. “Le conocí muy poco, creo que llegó en 2008 y enseguida se puso de baja por enfermedad”, afirma Ana María Pinós, alcaldesa de Belmonte de Tajo. “No llegó ni a vivir aquí. Sé que venía de Roma, que llevaba la parroquia de Valdelaguna y luego le adjudicaron Belmonte. Aquí estuvo casi de paso, aunque la gente estaba contenta con él”, añade Pinós, que confirma que en efecto su madre estaba “muy enferma”.
El regidor de Valdelaguna, Luis Miguel Oreja, afirma que él tampoco tuvo problemas con Poveda ni conoció su pasado. “Estuvo aquí poco menos de un año, y luego se dio de baja por enfermedad y no le vimos más. Tenía una casa aquí pero creo que ni llegó a vivir. No entablamos amistad ni hubo cosas raras”.
El sábado, al conocer los detalles del interrogatorio a Reali, la ONG Caramelo Bueno, que actúa como parte civil en el proceso contra Ruggero Conti, anunció que pedirá la incriminación penal tanto del obispo romano como de Carlo Galli, decano de Legnano, un pueblo cercano a Milán donde según las víctimas Conti comenzó su actividad pedófila hace 30 años. Las hipótesis de delito contra ambos son ocultación de delito y obstrucción a la justicia.
Si los jueces abren la causa, sería la primera vez que eso sucede en Italia y abriría las puertas a la persecución penal de los responsables eclesiales que han silenciado abusos: “Cuando los obispos callan, el cura pedófilo continúa delinquiendo y el silencio se convierte en una forma de complicidad gravísima”, explica Nino Marazzita, defensor de dos víctimas de Conti.
da El Pais Internacional del 31.3.2010